La carrera espacial entre las empresas privadas

Con la mirada puesta en Marte, la empresa SpaceX de Elon Musk planea seriamente conquistar el planeta rojo con sus novedosos avances tecnológicos.

A la aventura del espacio se están sumando otras empresas como Blue Origin de Jeff Bezos y la tradicional Boeing, a cargo de Dennis Muilenburg, quien ya promete superar a SpaceX.

Con la retirada del transbordador, la NASA dejo libre un inmenso lugar a cubrir sin planes gubernamentales para avanzar más allá del horizonte.

Así, la carrera de los privados ya empezó, comenzando el inevitable proceso de expansión de la civilización humana más allá de nuestra atmosfera, con proyectos que comienzan en nuestra orbita y se extienden, por ahora, hasta nuestro añorado vecino rojo.

Razonablemente, podemos trazar paralelos entre estos líderes visionarios con otros como Bill Gates, Steve Jobs, Gordon Moore y Robert Noyce, que en la segunda mitad del siglo pasado impulsaron un avance tecnológico que significo un enorme progreso no solo en la informática sino también en el desarrollo colateral de innumerables áreas, mejorando y transformando la industria, la salud, el conocimiento y las relaciones humanas.

Ahora, igual que entonces, igual que en épocas de James Watt y su máquina de vapor o en la «guerra» entre Tesla y Edison, nadie puede conocer con certeza hasta donde llegara esta ola de progreso, pero es indudable que esta entre nosotros.

Los aspectos positivos son todos los imaginables de una expansión no militar del horizonte humano, millones de cosas para descubrir y adaptarse. Preguntas, respuestas y soluciones que la humanidad va a encontrar, como ocurrió entre los siglos XV y XIX pero sin genocidios ni usurpaciones. Una salida para la profecía de Stephen Hawking que nos da menos de 6 siglos para abandonar la Tierra.

Por el lado negativo están la enorme cantidad de recursos (dinero, trabajo, investigación) que se destinan a ideas y proyectos con pocos o nulos resultados a corto plazo, dejando la sensación de que esos mismos recursos podrían enfocarse en mejorar situaciones que la humanidad ya está sufriendo en la actualidad.

Pero las ideas del progreso solo miran hacia adelante.