La Partida

La Partida

Noche de sábado. El calor, los mosquitos y la tensión dominaban el ambiente. Eran dos jugadores, una partida de truco que definiría su futuro y yo, parte de un público que no sabía por quién alentar; pero decidí, no sé porqué, quedarme allí.

Iban 25 a 25, de un lado estaba Juliana Romero, una mujer de unos 30 años, muy atractiva, de piel morena, ojos verdes y pelo castaño. Del otro lado de la mesa, estaba Javier Morales, un hombre alto, de unos 35 años, rubio, con ojos azules y una mirada penetrante, que ponía nervioso a cualquier persona que se le sentara enfrente.

Al principio no entendía por que el ambiente estaba tan tenso.

  • Mira nene- me confeso una amable señora- yo vengo acá por mi marido Rogelio, él es el dueño del bar y coordina los juegos, y como a mí el truco no me interesa, me junto con Mirian y Rosarito e investigamos a cada jugador. Resulta que Juliana y Javier salieron hace un año; estaban muy enamorados y se iban a casar, pero un día, sin que nadie supiera porque, se separaron. Algunas personas dicen que Javier engaño a Juliana con la chica que vendía los mazos de cartas, otras dicen que Juliana le mintió a Javier con algo tan grave que no podían ni verse a los ojos. De lo que todos estamos seguros es de que se odian, o que al menos, no pueden estar juntos más de cinco minutos, a menos que sea en una partida de truco, claro.

Empecé a entender mejor esa partida de truco. La señora tenía razón, los contrincantes tenían una rivalidad no solo en el juego, sino también en lo personal. Se odiaban con cada mirada, cada gesto y cada naipe que ponían sobre la mesa.

Ya cuando el partido estaba llegando a su fin, me acerqué más a los jugadores y por lo que veía, la partida estaba definida y crecía una mueca de rabia y dolor en Juliana, al tiempo que Javier lucía un rostro mezcla de alivio y soberbia.

Todo termino como antes, como siempre. Ella llorando ira e impotencia, doblegada y sola. Él sintiéndose más fuerte, grande, importante y solo.

Eso sí, sin violencia, sin gritos, sin agresiones, solamente una partida de truco.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *